Bruselas, 3 de septiembre de 2025* – La Comisión Europea ha dado un paso decisivo este miércoles al iniciar el proceso de ratificación del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Este pacto, que busca crear una de las mayores áreas de libre comercio del mundo, con más de 722 millones de consumidores, enfrenta fuertes reticencias de Francia y Polonia, principalmente por preocupaciones del sector agrícola europeo.
El acuerdo, cuya negociación comenzó en 1999 y alcanzó un principio de acuerdo en 2019, fue finalizado políticamente el 6 de diciembre de 2024 tras más de dos décadas de idas y venidas. Este tratado promete eliminar aranceles sobre el 91% de las exportaciones europeas a Mercosur (como automóviles, maquinaria y bebidas alcohólicas) y el 92% de las exportaciones sudamericanas a la UE (principalmente productos agrícolas como carne, aves, soja, azúcar y biocombustibles) en un plazo de 15 años. Según Bruselas, los exportadores europeos podrían ahorrar más de 4.000 millones de euros anuales en aranceles.
Sin embargo, el sector agrícola francés, respaldado por el principal sindicato FNSEA, ha calificado el acuerdo como una amenaza para su competitividad, argumentando que los productos sudamericanos, producidos bajo estándares ambientales y laborales menos estrictos, generarían una “competencia desleal”. En particular, se teme el impacto de las importaciones de 99.000 toneladas de carne bovina (equivalente a solo el 1,2% del consumo europeo) y 180.000 toneladas de aves de corral sin aranceles. La ministra francesa de Agricultura, Annie Genevard, ha expresado una oposición contundente, buscando aliados como Italia, Polonia, Austria e Irlanda para formar una “minoría de bloqueo” que frene la ratificación, la cual requiere el apoyo de al menos 15 países que representen el 65% de la población de la UE.
Para mitigar estas preocupaciones, la Comisión Europea ha propuesto “cláusulas de salvaguarda reforzadas” para proteger sectores agrícolas sensibles y un paquete financiero de hasta 1.000 millones de euros para apoyar a los productores europeos, especialmente en el sector cárnico. Además, se garantiza la protección de más de 350 productos con denominación de origen, como vinos y quesos europeos. Sin embargo, estas medidas no han convencido del todo a Francia, donde la extrema derecha y la izquierda radical han acusado al presidente Emmanuel Macron de “traición” si cede ante Bruselas.
El proceso de ratificación, que requiere la aprobación del Consejo Europeo y el Parlamento Europeo, coincide con una crisis política en Francia, donde el gobierno del primer ministro François Bayrou enfrenta una moción de censura que podría derribarlo el próximo lunes. Por su parte, países como Alemania y España apoyan el acuerdo, viéndolo como una oportunidad para diversificar mercados frente a los aranceles impuestos por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.