El
Gobierno de Buenos Aires anunció que a partir del 1 de noviembre, 700.000 contribuyentes inscriptos en el Impuesto sobre los Ingresos Brutos comenzarán a recibir retenciones automáticas en sus billeteras virtuales. La medida, impulsada por la Agencia de Recaudación de la Provincia (ARBA), extenderá el control fiscal a las transacciones digitales no bancarias, alineándose con el Sistema Informático de Recaudación y Control de Acreditaciones en Cuentas de Pago (SIRCUPA).
Los afectados son personas físicas y jurídicas registradas en Ingresos Brutos que perciben pagos por ventas de bienes o servicios a través de plataformas como Mercado Pago, Personal Pay, Prex, Lemon o Claro Pay –todas con Clave Virtual Uniforme (CVU)–. De los 2 millones de contribuyentes totales en la provincia, 1,3 millones están exentos bajo el Régimen Simplificado y no sufrirán el impacto. “En la provincia de Buenos Aires no hay ningún impuesto nuevo ni se subió ningún tributo existente”, aclaró Cristian Girard, director ejecutivo de ARBA, en declaraciones a Infobae, enfatizando que se trata de una extensión de las retenciones ya vigentes en cuentas bancarias (CBU) vía el Sistema de Recaudación y Control de Acreditaciones Bancarias (SIRCREB).
El mecanismo es sencillo pero incisivo: las retenciones, que oscilan hasta el 5% según la actividad económica, se aplicarán directamente sobre los montos recibidos en las billeteras, sin distinción inicial entre pagos comerciales y transferencias personales. Sin embargo, Girard precisó: “A nadie que use Mercado Pago para transferir plata a su hijo, a un amigo, a la abuela o al abuelo para comprar remedios, ARBA le va a sacar nada. Solamente los y las contribuyentes de Ingresos Brutos inscriptos en la Provincia y que vendan bienes o servicios, tendrán percepciones cuando reciban pagos por billeteras virtuales, igual que si fuese en una cuenta bancaria”. Excepciones clave incluyen pagos de planes sociales, intereses de cuentas remuneradas, indemnizaciones, seguros, reembolsos promocionales, préstamos y transferencias entre cuentas del mismo titular. Las retenciones solo afectan a receptores, no a remitentes, y se computan como pago a cuenta, descontándose en la declaración jurada mensual.
La implementación, efectiva desde noviembre, responde a la necesidad de “ordenar el sistema y garantizar equidad”, según ARBA, ya que hasta ahora los usuarios de billeteras escapaban a los controles que sí aplican a las operaciones bancarias. Este impuesto provincial, criticado por su naturaleza en cascada –que grava cada etapa de la cadena de comercialización–, genera tensiones en un contexto de alta inflación y digitalización acelerada de los pagos. Tributaristas consultados por Infobae advierten que la medida podría impulsar un regreso al efectivo o recargos en transacciones digitales, complicando la recuperación de créditos fiscales en un escenario de burocracia e inflación galopante. “Se trata de una retención a cuenta de Ingresos Brutos, que después se descuenta al presentar la declaración jurada mensual. Si vos no sos contribuyente de Ingresos Brutos, es decir, si no vendés bienes ni servicios, no hay ninguna deducción ni percepción de ARBA”, agregó Girard para disipar dudas.
El anuncio llega en medio de reformas fiscales nacionales impulsadas por el Gobierno de Javier Milei, que buscan racionalizar el gasto público, pero también genera roces con provincias por la distribución de recursos. En Buenos Aires, la medida podría inyectar mayor recaudación anticipada sin elevar alícuotas, beneficiando las arcas provinciales en un año electoral. Para pymes y freelancers, que representan a muchos de los 700.000 afectados, el cambio implica una adaptación rápida: plataformas como Ualá o Naranja X, que usan CBU, ya aplican retenciones donde corresponde, pero el salto a CVU amplía el radar fiscal.
Expertos coinciden en que, aunque busca cerrar brechas evasivas, la norma resalta la obsolescencia de Ingresos Brutos como un tributo que frena la competitividad. “Esto no es un nuevo impuesto, pero sí un recordatorio de que la digitalización trae consigo más trazabilidad”, reflexiona un analista tributario porteño. Mientras ARBA invita a los contribuyentes a verificar su situación en su portal web, noviembre marcará el fin de un paraíso fiscal inadvertido para las billeteras virtuales. En un país donde el 60% de las transacciones ya son digitales, este paso hacia la uniformidad podría ser el preludio de una batalla mayor por modernizar el sistema impositivo provincial.