“Yo no fui, yo no hice nada. Si el fentanilo está contaminado con bacterias, los bichos los puso otra persona“. Así declaraba Ariel García Furfaro, queriendo desligarse de la muerte de más de cien personas, acusando a Andrés Quinteros, un ex concejal kirchnerista. No obstante, la realidad indica que siempre fue una persona de su confianza.
Ariel García Furfaro fue indagado por el juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak, hermano del Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, también investigado.
El dueño de HLB Pharma Group SA y Laboratorios Ramallo, investigados por la producción, distribución y venta de al menos dos lotes de fentanilo contaminados con las bacterias klebsiella pneumoniae y ralstonia pickettii asociadas a la muerte de al menos cien personas.
Intentó desligarse de sus responsabilidades acusando una conspiración en la que involucra a la competencia farmacéutica, funcionarios políticos y empleados infieles.
No obstante, en los teléfonos de los imputados en la causa quedó expuesto que antes de una inspección de la ANMAT, los trabajadores escondieron “todos los reactivos vencidos”, dejándolos fuera de los sectores habilitados del laboratorio y expuestos a la intemperie, “abajo de la lluvia” y al calor. La conversación expresa preocupación porque esos reactivos, mal almacenados y vencidos, estuvieron sin protección adecuada, lo que aumentaba el riesgo de descomposición, derrame o incluso una explosión por reacción química debido a factores ambientales como el calor o la humedad.
De este modo, la realidad judicial basada en las pruebas obtenidas contradice categóricamente la surreal exposición de García Furfaro, que difícilmente podrá recuperar la libertad prontamente.