El mercado de granos argentino vivió una explosión de actividad en los últimos días, con operaciones por un total de US$ 515 millones en apenas una semana, impulsadas por la eliminación temporal de las retenciones a las exportaciones anunciada por el gobierno de Javier Milei. Esta medida, que libera el flujo de divisas en un contexto de reservas críticas en el Banco Central, generó un “aluvión” de negocios, según fuentes del sector, y posiciona al agro como motor clave para inyectar dólares al sistema en vísperas de las elecciones legislativas.
Los datos, relevados por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), muestran que entre el 16 y el 22 de septiembre se negociaron 1,85 millones de toneladas de granos, equivalentes a esos US$ 515 millones. El grueso de las transacciones correspondió a la soja, con 1,1 millones de toneladas por US$ 400 millones, seguida por el maíz con 550.000 toneladas (US$ 90 millones) y el trigo con 200.000 toneladas (US$ 25 millones). “Es un volumen impresionante para una semana sin retenciones; el mercado se activó de golpe, con productores y exportadores cerrando deals que venían postergados meses”, explicó Esteban Copati, analista senior de la BCR, en diálogo con LA NACION.
La eliminación de aranceles, vigente hasta el 31 de octubre o un tope de US$ 7.000 millones en exportaciones, responde a la necesidad de captar divisas rápidas para fortalecer las reservas netas del BCRA, que rondan los US$ 640 millones. El ministro de Economía, Luis Caputo, defendió la estrategia en redes sociales: “El agro es el corazón de nuestra economía; liberar las retenciones no es un regalo, es inteligencia para que entren dólares y se reactive todo el circuito productivo”. Expertos coinciden: el esquema anterior, con retenciones del 33% para la soja, desincentivaba ventas y fomentaba la retención de granos en silos, con un stock estimado en 15 millones de toneladas.
Comparado con la semana previa, el volumen de negocios se triplicó: de US$ 170 millones a los US$ 515 millones actuales, un salto del 200%. “Esto es solo el comienzo; si se prorroga la medida, podríamos ver US$ 2.000 millones mensuales solo en granos”, proyectó Copati, quien advirtió que la sequía incipiente en algunas regiones podría moderar el ritmo en octubre. La Federación Agraria Argentina (FAA) celebró el anuncio como “un alivio para el bolsillo del productor”, aunque sectores como la Mesa de Enlace piden su extensión indefinida para competitivizar el sector frente a Brasil y EE.UU.
Las implicancias van más allá del agro: estos dólares podrían estabilizar el tipo de cambio paralelo, que cayó a US$ 1.410 por dólar blue, y respaldar el “front loading” de multilaterales como el BID y el Banco Mundial. En un año de reformas controvertidas, el boom granario refuerza la narrativa oficial de que la desregulación genera crecimiento real. Mientras el Gobierno negocia con Trump en Nueva York, el campo argentino envía un mensaje claro: sin trabas, el agro no solo sobrevive, sino que acelera la economía. El desafío ahora es sostener el momentum post-elecciones, antes de que el stock se agote y la realidad climática pese.