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27-octubre-2025 HOY

Sebastián Pareja: el mariscal de la derrota

Desde todos los sectores de La Libertad Avanza se critica el rol del armador y su ratificación despierta sospechas internas
La estrepitosa derrota de La Libertad Avanza (LLA) en las elecciones legislativas bonaerenses del 7 de septiembre ha puesto en el ojo del huracán a Sebastián Pareja, el principal armador del espacio en la provincia de Buenos Aires. Con una diferencia de más de 13 puntos a favor del peronismo de Axel Kicillof, el resultado no solo revalidó el poder de los intendentes del Conurbano, sino que desató una ola de críticas internas contra Pareja, acusado de haber construido un armado “vetusto” y desconectado del ideario mileísta, basado en reciclados del peronismo y alianzas fallidas con el PRO.
 
El búnker libertario en La Plata, donde Javier Milei reconoció públicamente una “clara derrota” pero juró “no retroceder ni un milímetro” en las políticas de ajuste, fue testigo de la tensión. Pareja, presidente provincial de LLA y figura clave en la estrategia junto a Karina Milei y los hermanos Menem –Martín y Eduardo “Lule”–, fue el primero en tomar el micrófono para admitir el revés, pero sus palabras no lograron calmar las aguas. Analistas políticos como los de Synopsis y M&F apuntan directamente a él y a los Menem como responsables de un “fracaso en el sistema de alianzas”, que no captó el voto antiperonista de 2023 y subestimó el peso territorial de los jefes comunales en una elección desdoblada.
 
El armador, un abogado con raíces en el menemismo desde 2003 y exsocio de Carlos Menem en campañas pasadas, se había posicionado como indispensable para los Milei en Buenos Aires gracias a su conexión con Martín Menem. Sin embargo, su estrategia –que incluyó un “grotesco casting de candidatos” como el excomisario Maximiliano Bondarenko en la tercera sección electoral– priorizó lealtades personales sobre el militante puro, dejando afuera a figuras afines al presidente y optando por “reciclados del peronismo” sin conexión ideológica.
 
En el distrito clave de Moreno, el candidato a intendente Ramón Vera –otro peronista arrepentido– simbolizó esta apuesta, que terminó en un batacazo ante el oficialismo provincial. Fuentes cercanas al Gobierno señalan que Pareja y Vera se hicieron “indispensables” en la estructura bonaerense, pero su derrota en un comicio presentado como “prueba de fuego” para la gestión nacional ha expuesto su obsolescencia.
 
Las críticas no se hicieron esperar. El veterano estratega Jaime Durán Barba había presagiado el fiasco por los “acuerdos con lo peor de la vieja política” y una “narrativa violenta” que alejó a los votantes indecisos.
Internamente, las “Fuerzas del Cielo” –el equipo de Santiago Caputo, asesor presidencial– objetaron el armado, acusándolo de diluir el purismo libertario con figuras del pasado. Pareja, lejos de amedrentarse, contraatacó: ninguneó las críticas de Caputo al tildarlas de “atentado contra la gente que elige al Presidente” y apuntó a los intendentes del PRO que rechazaron alianzas con LLA, acusándolos de ser “funcionales al kirchnerismo”.
 
El impacto trasciende lo electoral. Encuestadoras como Delfos, Giacobbe y Management & Fit fallaron estrepitosamente al pronosticar un triunfo o empate para LLA, lo que agrava la percepción de un equipo desconectado de la realidad bonaerense. Milei, en su discurso postelectoral, citó a Churchill para minimizar el golpe –”el fracaso no es fatal, lo que cuenta es el coraje para continuar”–, pero prescindió de Pareja en la mesa política nacional, limitándolo a la bonaerense, que se “ampliará” para incluir más representatividad. Karina Milei, pese a las culpas que le adjudican algunos, ratificó a su aliada en el armado provincial, en un intento por estabilizar el barco ante las generales de octubre.
 
Expertos como Lucas Romero de Synopsis advierten que esta derrota obliga a LLA a “repensar o generar una nueva estrategia”, en un contexto de crisis por recortes presupuestarios y escándalos como los audios de Diego Spagnuolo. Para el Gobierno, que ya enfrenta un Congreso hostil, el “fracaso bonaerense” no solo fortalece a Kicillof de cara a 2027, sino que cuestiona la viabilidad de su modelo sin conducción política sólida más allá de la figura presidencial. Mientras Pareja evalúa su futuro –con rumores de un “bache táctico” que podría ser definitivo–, el mileísmo se prepara para una campaña nacional donde las terceras fuerzas emergen como alternativas viables. En la política argentina, donde las alianzas son tan frágiles como el equilibrio fiscal, el tropiezo de Pareja podría ser el prólogo de una crisis mayor. ¿Renovación o implosión? Octubre dirá la última palabra.

Redacción