La cuenca de Vaca Muerta, ubicada en la provincia de Neuquén, ha consolidado su posición como un gigante energético al registrar una producción diaria de gas natural que triplica la de Bolivia, marcando un hito en la transformación del flujo energético de Sudamérica. Según datos oficiales, Vaca Muerta alcanzó los 90,96 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d), mientras que la producción total de los yacimientos bolivianos se situó en 24,33 MMm3/d, evidenciando una brecha que consolida a Argentina como un potencial abastecedor regional frente al declive de su vecino.
Hace apenas una década, Bolivia era el principal proveedor de gas natural para Argentina, con una producción de 60,3 MMm3/d en 2014, mientras que el aporte del shale gas argentino era marginal, con solo 0,6 MMm3/d. Sin embargo, el desarrollo acelerado de Vaca Muerta revirtió esta dinámica. En 2022, la producción neuquina alcanzó los 36,6 MMm3/d, acercándose al equilibrio con Bolivia (42,1 MMm3/d), y para julio de 2025, la cuenca argentina ya producía más del triple que su competidor.
El exministro de Hidrocarburos de Bolivia y socio de Gas Energy Latam, Álvaro Ríos Roca, explicó que la falta de exploración por parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha llevado a un declino constante de las reservas bolivianas, con una caída anual de aproximadamente 4 MMm3/d. “La exploración en Bolivia ha sido mínima, sin éxito para reponer reservas”, afirmó Ríos Roca, quien proyecta que para 2028 Bolivia podría necesitar importar gas para cubrir su demanda interna.
El impacto de Vaca Muerta no se limita al mercado interno. A principios de 2025, Argentina concretó sus primeras exportaciones de gas de la cuenca neuquina hacia Brasil, utilizando la infraestructura de gasoductos bolivianos, un hito que señala el potencial exportador del país. Según el Diario Río Negro, estas operaciones son un paso hacia la reconfiguración de las relaciones energéticas en la región, con Argentina posicionándose como un proveedor clave para mercados como Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
Datos de la Secretaría de Energía muestran que en julio de 2025, la producción total de gas natural en Argentina alcanzó los 160,6 MMm3/d, un 5,7% más que el año anterior, con Vaca Muerta aportando el 57,7% del total. En petróleo, la cuenca neuquina también marcó un récord, con 811.200 barriles diarios, el nivel más alto desde 1999, consolidándola como la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional.
El crecimiento de Vaca Muerta responde a avances tecnológicos, mayores inversiones y políticas de apoyo, pero también enfrenta desafíos, como la necesidad de infraestructura para sostener exportaciones masivas. Proyectos como el gasoducto Vaca Muerta Sur y las iniciativas de licuefacción de gas natural licuado (GNL), lideradas por YPF y socios internacionales, apuntan a exportar hasta 30.000 millones de dólares anuales para 2030, según estimaciones de la consultora Aleph Energy.
Mientras Bolivia enfrenta una crisis energética por la falta de inversión privada y políticas estatistas, Argentina aprovecha la ventana de oportunidad que ofrece Vaca Muerta. “Hay que trabajar en tarifas competitivas para llegar al mercado brasileño y garantizar el abastecimiento regional”, señaló Ríos Roca, destacando la importancia de una integración energética eficiente.
Con una producción que ya supera récords históricos y proyecciones de crecimiento exponencial, Vaca Muerta no solo ha desplazado a Bolivia como potencia gasífera, sino que posiciona a Argentina como un actor clave en el escenario energético global, con el potencial de transformar la economía del país y la región en las próximas décadas.