La Paz, Bolivia – En un momento histórico para la política boliviana, la ex presidenta interina Jeanine Áñez fue liberada este jueves tras más de cuatro años de encarcelamiento, marcado por acusaciones de violar las normas constitucionales y conspirar contra el orden democrático.
La decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de anular su condena de diez años de prisión ha sido celebrada por sus seguidores como un paso hacia la justicia y la verdad.
Áñez, quien asumió la presidencia de Bolivia en 2019 tras la renuncia de Evo Morales en medio de una crisis política, fue detenida en marzo de 2021 bajo el gobierno de Luis Arce. Su encarcelamiento generó controversia, con muchos argumentando que se trataba de una persecución política.
La ex mandataria siempre negó los cargos en su contra, afirmando que su detención fue un acto de venganza por parte del régimen de Arce y Morales. La liberación de Áñez se produce en un contexto de cambios significativos en el panorama político boliviano.
Recientemente, el derechista Rodrigo Paz fue elegido presidente, y Áñez fue invitada a su toma de posesión, programada para este sábado. Su salida de prisión fue recibida con entusiasmo por una multitud de seguidores que portaban banderas bolivianas y coreaban consignas a favor de la libertad y la democracia.
En declaraciones a los medios tras su liberación, Áñez expresó su gratitud y reafirmó su compromiso con Bolivia. “Jamás voy a arrepentirme de haber servido a mi patria cuando mi patria lo necesitó. Ese es el compromiso que todo boliviano que ama a su patria tiene que hacer”, afirmó, visiblemente emocionada.
La decisión del TSJ de anular la condena ha sido vista como un reconocimiento de las irregularidades en el proceso judicial contra Áñez. Su defensa argumentó que los cargos eran infundados y que su encarcelamiento respondía a motivos políticos más que legales.
La anulación de la condena no solo marca un punto de inflexión para Áñez, sino también para el sistema judicial boliviano, que enfrenta críticas por su supuesta parcialidad en casos de alta relevancia política.
La liberación de Áñez ocurre en un momento en el que Bolivia busca superar las divisiones políticas que han marcado los últimos años. Mientras algunos ven su salida de prisión como un triunfo de la justicia, otros temen que pueda exacerbar las tensiones entre los partidarios de Morales y los opositores al Movimiento al Socialismo (MAS).
Con su libertad recuperada, Áñez planea reinsertarse en la vida pública y continuar su lucha por lo que considera los valores democráticos. Su caso sigue siendo un símbolo de las complejidades y desafíos del panorama político boliviano, donde la búsqueda de justicia y verdad sigue siendo un tema de debate nacional.