El primer ministro francés, François Bayrou, anunció que se someterá a un voto de confianza en la Asamblea Nacional el 8 de septiembre de 2025, durante una sesión extraordinaria. Este movimiento busca respaldar su impopular plan de austeridad presupuestaria, que incluye recortes de aproximadamente 44.000 millones de euros para reducir el déficit público, que alcanzó el 5,8% del PIB en 2024. Bayrou destacó la urgencia de abordar el “sobreendeudamiento” de Francia, advirtiendo que, sin una mayoría en la votación, su gobierno podría caer, lo que desencadenaría una nueva crisis política.
La propuesta incluye medidas controvertidas como la supresión de dos días festivos (8 de mayo y Lunes de Pascua), congelación de prestaciones sociales, aumento de franquicias médicas y recortes en el empleo público, lo que ha generado un fuerte rechazo de la oposición, incluidos La Francia Insumisa (LFI), el Partido Comunista, los Ecologistas y la Agrupación Nacional (RN) de extrema derecha. El Partido Socialista (PS), cuya abstención podría ser clave, ha indicado que probablemente votará en contra.
Además, se han convocado protestas masivas para el 10 de septiembre, impulsadas por el movimiento “Bloqueemos todo”, lo que añade presión al gobierno en minoría de Bayrou.Este voto de confianza es un riesgo calculado, ya que Bayrou no cuenta con una mayoría clara en una Asamblea fragmentada tras las elecciones anticipadas de 2024. Si no logra el apoyo de al menos 287 diputados, su gobierno colapsaría, profundizando la inestabilidad política en Francia.
Bayrou ha insistido en que la votación busca clarificar si hay consenso sobre la “urgencia nacional” de controlar la deuda, dejando los detalles de las medidas para un debate posterior.