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27-octubre-2025 HOY

Ritondo evalúa expulsar a los “díscolos” tras tenso cruce en el Congreso

Se acrecienta la interna en el PRO y se analiza expulsar a Lospennato y a María Eugenia Vidal
La fractura interna en el bloque del PRO en la Cámara de Diputados ya no es un secreto a voces. Lo que comenzó como desacuerdos sutiles sobre el apoyo al gobierno de Javier Milei ha escalado a un enfrentamiento público, con el jefe del bloque, Christian Ritondo, analizando sanciones drásticas, incluyendo la expulsión de los diputados rebeldes. El detonante: un acalorado intercambio durante la votación de los vetos presidenciales, que expuso las divisiones entre quienes priorizan el equilibrio fiscal y los que cuestionan la alianza con La Libertad Avanza (LLA).
 
El episodio central ocurrió esta semana, en medio del debate por los vetos a los aumentos salariales en el Hospital Garrahan y en las universidades nacionales. Nueve diputados del PRO votaron en contra de los vetos en el caso del Garrahan –cuatro ausentes y una abstención–, mientras que en el de las universidades fueron seis los votos positivos contra la medida ejecutiva, con tres ausencias y una abstención más. Entre los “díscolos” destaca Silvia Lospennato, quien protagonizó un cruce verbal con Ritondo, acusado de intentar forzar la disciplina partidaria a costa de promesas incumplidas al Ejecutivo.
 
Desde el entorno de Ritondo, las señales son claras: “Analizamos sanciones concretas contra aquellos diputados que sistemáticamente voten en contra de la línea dispuesta por la conducción del bloque”, revelaron fuentes cercanas al líder macrista. La prioridad, según esta facción, es acompañar el rumbo económico del gobierno de Milei, centrado en el ajuste fiscal. Las medidas en estudio no se limitan a la Cámara baja: incluyen posibles expulsiones partidarias y el apartamiento de cargos internos, en un intento por restaurar la unidad ante las elecciones de octubre de 2025.
 
La tensión trasciende el Congreso y se remonta a las heridas abiertas por los acuerdos electorales de 2025. El PRO, que desde las generales de 2023 arrastra una crisis de identidad, se divide entre los alineados con el oficialismo –como Diego Santilli y Alejandro Finocchiaro– y los críticos de una alianza “cerrada” con LLA, liderados por figuras como Lospennato y María Eugenia Vidal. Esta última, aunque opuesta a un vínculo incondicional con los libertarios, mantiene puentes con ambos bandos para evitar una ruptura total.
 
Fernando Iglesias, otro peso pesado del PRO, no tardó en reaccionar. Presentó una nota formal exigiendo medidas contra Lospennato, a quien acusó de “inaceptable justificación de la violencia” tras el incidente. “Basta ver las imágenes para comprender quién es la que había perdido completamente el control y quién trató de apaciguar la situación”, escribió Iglesias en sus redes, en un post que avivó el fuego interno.
 
Del lado de Lospennato, las voces cercanas minimizaron el episodio: “Fue solo una discusión subida de tono. Ritondo estaba enojado porque Silvia y varios más votaron en contra del veto, y quería que se fueran sin votar. Seguramente habrá prometido votos al Gobierno que luego no tuvo”. Un diputado macrista consultado por este medio fue más crudo: “Lo de Silvia parece algo más personal. Ahora está como sacada. Lo desautoriza a Ritondo todo el tiempo, pero no veo que sea una estrategia grupal”.
 
El panorama se complica con las PASO a la vuelta de la esquina. Dirigentes como Fernando De Andreis celebran la alianza con LLA como “el paso que debíamos dar para dejar atrás el murmullo socialista interno”, pero las fisuras amenazan con materializarse en una escisión formal post-electoral. Horacio Rodríguez Larreta, Vidal y Mauricio Macri representan facciones que chocan en la definición de la identidad amarilla: ¿un partido de centro-derecha autónomo o un socio leal del mileísmo?
 
Mientras Ritondo afila el lápiz para las sanciones, el PRO enfrenta un dilema existencial. La disciplina partidaria choca con la libertad de conciencia de sus legisladores, en un contexto donde el apoyo al ajuste de Milei no es un cheque en blanco. Fuentes del bloque anticipan que, si las rebeliones persisten, las expulsiones podrían anunciarse antes de fin de mes, acelerando lo que muchos ven como inevitable: el fin de la ilusión de unidad en el principal socio de la coalición gobernante.
 
Este corresponsal seguirá de cerca los próximos movimientos en el recinto y las repercusiones en el tablero electoral. Por ahora, la grieta en el PRO ya no se oculta: está a la vista de todos, y podría redefinir el futuro de la oposición en Argentina.

Redacción