En un impulso decisivo para las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), el Gobierno nacional celebró este jueves que las exportaciones de granos registradas superaron los US$ 4.100 millones en apenas una semana, alcanzando el 60% del cupo establecido para la medida temporal de eliminación de retenciones. La iniciativa, lanzada el 16 de septiembre y vigente hasta el 31 de octubre o un tope de US$ 7.000 millones, desató un “efecto rebote” en el sector agropecuario, con productores y exportadores acelerando ventas postergadas para captar divisas en un contexto de reservas netas críticas y apoyo internacional creciente.
Los datos, relevados por la Secretaría de Agricultura y actualizados en tiempo real por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), muestran que el grueso de las inscripciones corresponde a la soja –con unas 2,8 millones de toneladas por US$ 2.800 millones–, seguida por maíz (1,2 millones de toneladas, US$ 1.000 millones) y trigo (500.000 toneladas, US$ 300 millones). “Es un logro concreto de la desregulación: en siete días, el mercado se activó como no lo hacía en meses, inyectando liquidez inmediata al sistema”, destacó el ministro de Economía, Luis Caputo, en un hilo de X que acumuló miles de interacciones. Caputo enfatizó que estos fondos “no solo pagan deudas, sino que estabilizan el dólar y financian el ajuste sin emitir más pesos”.
La medida responde a la urgencia de acumular divisas ante vencimientos de deuda por USD 28.000 millones en los próximos 15 meses, en sintonía con los swaps anunciados por el Tesoro de EE.UU. y los desembolsos del BID y el Banco Mundial. Sin retenciones –que antes gravaban hasta el 33% en soja–, los productores evitan el “efecto silo” que retenía 15 millones de toneladas de granos en campos, según estimaciones de la BCR. Expertos del sector, como Esteban Copati de la entidad rosarina, proyectan que el ritmo actual podría agotar el cupo en tres semanas: “Si se mantiene esta velocidad, superaremos los US$ 7.000 millones antes de noviembre, lo que obligaría a una prórroga o ajustes para no perder momentum”.
La Federación Agraria Argentina (FAA) y la Sociedad Rural Argentina (SRA) aplaudieron el avance como un “alivio fiscal histórico”, aunque advirtieron sobre riesgos climáticos: una sequía incipiente en el NOA podría recortar la campaña de fin de año en un 10%. Desde el Gobierno, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, lo calificó de “victoria compartida”: “El agro responde al incentivo; ahora, con estos dólares, podemos invertir en infraestructura y competitividad”. El impacto ya se siente en los mercados: el dólar blue cayó a US$ 1.395 y los bonos soberanos subieron un 3,5% en la preapertura de Wall Street, impulsados por el optimismo del FMI tras la reunión de Milei con Kristalina Georgieva en Nueva York.
Este boom exportador refuerza la narrativa oficial de cara a las legislativas del 26 de octubre, donde La Libertad Avanza busca revertir la derrota bonaerense. Analistas coinciden en que, si se extiende la exención, el agro podría aportar US$ 10.000 millones adicionales en 2026, catalizando un crecimiento del PBI del 3%. En un año de reformas disruptivas, el campo envía un mensaje inequívoco: sin trabas, Argentina exporta prosperidad. El desafío, ahora, es sostener el flujo una vez que vuelva el arancel, antes de que el clima o la política intervengan.