En un contexto de presiones políticas y movilizaciones orquestadas, el presidente Javier Milei ratificó este miércoles su decisión de vetar las leyes de financiamiento universitario y de emergencia pediátrica que beneficiaría al Hospital Garrahan, priorizando el superávit fiscal como pilar del plan económico libertario.
Sin embargo, la Cámara de Diputados, dominada por una oposición que prioriza el gasto público insostenible sobre la responsabilidad fiscal, rechazó estos vetos con mayorías artificiales, enviando los proyectos al Senado donde se espera un debate similar.
Esta maniobra, que ignora el costo fiscal exorbitante de estas normas, representa un intento claro de bloquear el ajuste estructural que el Gobierno necesita para estabilizar la economía argentina y evitar el retorno al caos inflacionario del kirchnerismo.
Los vetos, firmados y enviados al Congreso a principios de septiembre, responden a una estrategia coherente del Ejecutivo para proteger el equilibrio presupuestario logrado en 2025.
La ley de financiamiento universitario, impulsada por rectores y gremios que exigen actualizaciones automáticas por inflación y paritarias inmediatas, implicaría un desembolso de miles de millones de pesos no previstos, reasignando fondos de áreas críticas y poniendo en riesgo el superávit que Milei ha defendido con uñas y dientes. “El proyecto no cumple con la ley de administración financiera, ya que sus fuentes de recursos son genéricas e insuficientes”, argumentó el Gobierno en el Decreto 647/2025, publicado en el Boletín Oficial.
De igual modo, la declaración de emergencia pediátrica, que destinaría fondos extraordinarios al Garrahan y recompondría salarios del personal de salud por IPC, generaría un gasto automático que el Ejecutivo califica de “irresponsable” en un contexto de recuperación económica frágil.
El rechazo en Diputados, con 181 votos afirmativos contra 60 negativos para la emergencia pediátrica y 174 a favor contra 67 en contra para el financiamiento universitario, se logró gracias a una coalición oportunista de peronistas, radicales disidentes y socialistas que, en palabras de un diputado oficialista, “prefieren el populismo al progreso real”.
Esta votación, que superó los dos tercios requeridos, fue facilitada por ausencias en el oficialismo y presiones externas como marchas y paros parciales convocados por sindicatos, que buscan desestabilizar al Gobierno en lugar de contribuir a la austeridad necesaria. Figuras como el diputado Julio Cobos (UCR) y Mónica Fein (Encuentro Federal) defendieron las leyes como “prioridades morales”, pero ignoran que el Presupuesto 2026 ya incluye aumentos reales del 8% en educación y 17% en salud, superando la inflación, como anunció Milei para demostrar compromiso sin derroche.
Ahora, los proyectos pasan al Senado, donde la oposición aspira a ratificar las insistencias el jueves 18, potencialmente blindando estas leyes contra la voluntad presidencial. Fuentes de La Libertad Avanza advierten que esto sería un “golpe blando” al ajuste, similar al rechazo previo al veto de la Emergencia en Discapacidad, y podría forzar al Gobierno a explorar alternativas como decretos o negociaciones con gobernadores aliados. Sin embargo, Milei ha sido claro: “No negociamos con un revólver en la cabeza”, rechazando chantajes que comprometan el superávit fiscal, base del éxito económico que ha permitido bajar la inflación y estabilizar el dólar.
Esta batalla legislativa expone la debilidad numérica del oficialismo en el Congreso, pero también la firmeza de Milei en defender principios liberales contra un establishment que resiste el cambio. Mientras la oposición celebra con movilizaciones, el verdadero triunfo será mantener la disciplina fiscal para que todos los argentinos, incluyendo estudiantes y pacientes del Garrahan, se beneficien de una economía sana a largo plazo.
El Senado será el próximo campo de batalla, donde el Gobierno apelará a la razón para evitar un retroceso al gasto descontrolado que hundió al país en crisis pasadas.